La pandemia por COVID19 ha impactado visiblemente distintos sectores y servicios, los asociados a la infancia y adolescencia son los más afectados. Las clases presenciales fueron canceladas durante todo el 2020 en Paraguay. La estadística apunta que el año pasado, en la región, 137 millones de niños y niñas estuvieron sin recibir educación presencial.
La evidencia sugiere que la interrupción de las clases presenciales tiene efectos negativos en diversas aristas del desarrollo de los niños, niñas y adolescentes:
a. Un aumento de la brecha existente entre aquellos que cuentan con recursos económicos y tecnológicos y los que no,
b. La pérdida de un espacio que facilita el acceso a otros derechos: alimentación, salud y protección frente a la violencia, como los más notorios,
c. La pérdida de la escuela, es la pérdida de un espacio significativos de socialización y conformación de la identidad para niños, niñas y adolescentes, no solo en lo relacionado a compartir con sus pares, sino también en el compartir con referentes adultos (los docentes),
d. La dificultad técnica de trasladar el espacio de aprendizaje presencial al virtual por la brecha digital vigente en Paraguay.
Si bien se ha dado cierta continuidad al aprendizaje escolar desde el mundo digital y su posibilidad de interacción remota entre docentes y alumnos, grandes desafíos se han observado, en cuanto a preparación e infraestructura tecnológica para la vuelta a clases presenciales, ya sea por parte del sistema educativo, los docentes o los propios estudiantes. Adicionalmente, se ha visto de manera preocupante el número de niños, niñas y adolescentes que no reciben ningún tipo de educación, ya sea a distancia o virtual. Si bien hay distintas mediciones, con distintos resultados, un promedio entre datos de UNEPY, MEC, el Banco Mundial y UNICEF, implicarían que alrededor del 12% de los estudiantes no tuvieron ningún acceso o seguimiento de su educación en Paraguay.(1)
Por ello que una de las grandes preguntas para el 2021 es: ¿Cómo volveremos a las clases presenciales y cómo continuaremos los aprendizajes aquellos que no pueden volver de manera presencial? Estas preguntas son relevantes no solo en la línea de la continuidad de aprendizajes de estudiantes de los distintos ciclos, sino de todos aquellos derechos asociados a la presencia en la institución escolar.
Si bien la conversación del retorno a clases debe abarcarse desde el criterio educativo, de salud y de derechos básicos, el punto de partida debe ser el análisis de reducción del impacto negativo inmediato en la vida de los estudiantes, para luego analizar el impacto a mediano y largo plazo en los estudiantes que ven limitadas sus posibilidades de aprendizaje, y la vulneración del acceso a otros derechos básicos.
El retorno a las clases presenciales no solo se trata de la voluntad de volver, sino de llevar adelante una serie de desafíos: la coordinación entre ministerios y actores sociales (familias, ACE, sociedad civil, referentes comunitarios) de diferentes sectores para garantizar el acceso a elementos básicas para lavarse las manos, políticas, estrategias, procedimientos y protocolos para garantizar que la vuelta sea segura, eficaz y sustentable.
Retorno a clases plantea una gran oportunidad de desarrollo educativo, donde consideramos que los U-Reporters pueden contribuir a generar ideas sobre el tema.
Más Información: Informe UNICEF “Educación en Pausa” https://www.unicef.org/lac/informes/educacion-en-pausa
(1) MEC (2020) Plan Operativo de la Educación 2021. La transición hacia una nueva presencialidad. MEC: ASUNCIÓN